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Los ojos de Hipatia Nov 8th, 2016 – Revista sociocultural desde Valencia

Por Víctor J. Maicas, periodista y escritor


PARÍS la ciudad más sugerente del mundo Los ojos de Hipatia

Sin lugar a dudas, París aúna como ninguna otra ciudad tanto belleza como armonía, así como también idealismo. Belleza fascinante en sus edificaciones y armonía en su conjunto que la convierten ante nuestra mirada en una sugerente estampa imposible de olvidar.

Pero además de estas cualidades, ya de por sí dignas de ser admiradas, a ese conjunto material se le une algo que va adherido a nuestra alma. Sí, el idealismo. Porque ella, la ciudad de París, ha sido refugio a lo largo de la historia de intelectuales y artistas de todo tipo y condición, haciendo que quien pasea por sus calles sienta todavía ese aire libre y bohemio que convierte el alma en un conglomerado de utópicas esperanzas.

Y es que los adoquines de sus grandes bulevares han sido testigos de esas revoluciones capaces de cambiar el mundo en busca de esa utopía que todo ser humano sueña algún día en poder hacer realidad. Al menos ese tipo de seres humanos para quienes su existencia significa algo más que la exaltación en exclusiva de su propio individualismo puro y duro. Así es, las calles y callejuelas de esta ciudad fueron testigos de aquella toma de la Bastilla en la que se intentó derrocar la tiranía para construir un mundo más digno basado en aquella trilogía de buenas intenciones: “libertad, igualdad y fraternidad”. Como también se intentó cambiar el mundo durante aquel “mayo del 68” en donde “se prohibía prohibir” y se predicaba que “el derecho a vivir no se mendiga, se toma”. Así es, “la imaginación al poder” repitieron una y otra vez unas gentes capaces de soñar con la utopía y el bien común. Unas gentes anónimas que poblaron aquel París de hace menos de medio siglo pero que, a lo largo de la historia, han sido muchos otros idealistas de nombres muy conocidos los que han desfilado por una urbe que se ha convertido en universal. Rousseau, Voltaire, Oscar Wilde, Balzac, Picasso, Marie Curie, Víctor Hugo, Verne, Dalí, Chopin, Julio Cortázar, Baudelaire, Sartre, Simone de Beauvoir, César Vallejo, Zola, Dumas, Buñuel…

Sí, lo sé, faltan cientos de ellos. Cientos de históricos personajes que no cabrían en las líneas que ocupa este artículo. Por eso cuando vayan a París recuerden todo lo aprendido en los libros de historia para disfrutar al máximo de esta increíble ciudad. Y recuerden también su adolescencia, pues al menos en mi caso y supongo que también en el de alguno de ustedes, nuestro mayor deseo durante aquella época de los años 70 era saborear, algún día, ese verdadero ambiente de libertad que cualquier quinceañero sueña durante esos convulsos y rebeldes años que supone la adolescencia. Aunque personalmente no fue precisamente durante aquel tiempo cuando por fin pude realizar mi sueño (viajar al extranjero en aquella época era algo casi imposible para el hijo de un obrero), sino años más tarde, allá por la década de los 90, el momento en el cual mis pies finalmente pudieron deambular por primera vez sobre los adoquines de las mágicas y bellas calles de París. Una visita que se ha repetido con el tiempo y por eso les animo a que, aunque ya la hayan visitado, no duden en volver a esta inigualable ciudad pues siempre, y digo siempre, hay algo nuevo por descubrir.

Y para los que no la han visitado todavía, tan pronto tengan ocasión déjense envolver por los bulevares y sugerentes calles que a ambas orillas del río Sena se abrirán ante sus ojos dispuestas a despertar, al unísono, sus cinco sentidos. Sí, suban a la colina de Montmartre para descubrir el Sacré-Coeur y la place du Tertre con los pintores exponiendo sus obras. O deambulen pausadamente por el barrio latino mientras admiran embelesados la Sorbona, el Panteón o los impresionantes jardines del Palacio de Luxemburgo en las inmediaciones del bulevar de Saint-Germain. Por supuesto, cómo no, no dejen de visitar las encantadoras islas de Saint-Louis y la Cité con la Conciergerie y la mítica Notre-Dame. Paseen también por los jardines de las Tullerías atravesando la plaza de la Concordia y dirigiendo sus pasos a través de los Campos Elíseos hasta llegar al Arco del Triunfo. Acérquense entonces hasta el Trocadero para observar desde allí le Champs de Mars con la Torre Eiffel presidiéndolos y, naturalmente, den unos pasos más allá para llegar al edificio de los Inválidos y su amplia explanada.

Evidentemente, no se den por vencidos en su deambular y admiren igualmente la Madeleine, la Ópera y la place Vendôme para dirigirse a continuación al Louvre y disfrutar así de sus impresionantes tesoros. Y bueno, no olviden tampoco visitar el atractivo barrio de Marais y sus inmediaciones, con el Forum des Halles, el Centro Pompidou, el Ayuntamiento y lugares tan encantadores como la deliciosa place des Vosges.

Y sí, lo sé, de la misma forma que en un solo artículo es imposible nombrar todos los célebres e históricos personajes que han formado parte de esta ciudad, también resulta imposible enumerar todos y cada uno de los encantos que es capaz de ofrecernos París. Por ello,  les digo de nuevo que, por más veces que la visiten, esta eterna ciudad jamás dejará de sorprenderles.

Así pues, hasta la vista, mi querido y admirado París. À bientôt!


http://losojosdehipatia.com.es/viajes/paris-la-ciudad-mas-sugerente-del-mundo/

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