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Arturo Wallace BBC Mundo
22 abril 2017

Hoy día Francia parece tan alejada de los asuntos latinoamericanos, que a muchos probablemente les sorprenderá leer que América Latina es originalmente un invento francés.
Pero como recuerda Gaspard Estrada, director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) de Sciences Po, el concepto nació a mediados del siglo XIX, en París.
Francia vivía por esos días su Segundo Imperio y faltaba poco para que Napoleón III ordenara la segunda invasión francesa de México.
Y la noción de una América « latina » —y ya no simplemente « hispana » o « ibérica »— le servía a la potencia europea para reivindicar mayor protagonismo en un continente cuyos movimientos de independencia ya había alimentado con las ideas de su revolución.

« El propio Bolívar y sobre todo Francisco de Miranda estuvieron en Europa, muy influenciados por la Revolución Francesa y las ideas de la ilustración », le recuerda Estrada a BBC Mundo.
« De hecho, Miranda incluso participó en la batalla de Valmy, y por ende su nombre está en el Arco del Triunfo, aquí en París », destaca el académico franco-mexicano.
Y esa identificación con el espíritu de las luces de la Revolución Francesa entre los próceres de la independencia —especialmente los de la región andina— dejó huellas que todavía son visibles en la América Latina de hoy.
Un siglo de influencia
Un buen ejemplo es la influencia del Código Civil Napoleónico en el ordenamiento jurídico latinoamericano.
« Pero también pienso en países como en Colombia, en donde el modelo político y administrativo tienen un vínculo muy fuerte con Francia », le dice a BBC Mundo el director ejecutivo de OPALC.

Por lo demás, durante el siglo XIX, ni siquiera el fracaso de la aventura napoleónica en México —que se salda con la ejecución de Maximiliano I en 1867— logró reducir significativamente la influencia y ambiciones francesas en la región.
Fue Francia, por ejemplo, la primera en tratar de construir un canal interoceánico en tierras americanas, aunque la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique de Panama se terminó declarando en quiebra y fue liquidada en 1899.
Y durante el largo gobierno del presidente mexicano Porfirio Díaz —quien murió en el exilio en París en 1915— Francia todavía era el gran referente, el país al que México aspiraba a imitar.

El ascenso de EE.UU.
En contraste, cuando hace 20 años los padres de Yaneli González decidieron optar por el francés en lugar del inglés como segunda lengua en el colegio, a esta joven mexicana le costó comprender por qué.
« El francés en México es un idioma de élite. Si acaso es el tercer idioma que estudias, porque primero está el inglés. Entonces a mí no me parecía útil en absoluto. Me decía: ¿por qué estudio esto? », le dice González a BBC Mundo.
« El tema es que nosotros estamos demasiado cerca de Estados Unidos. Y casi todo el mundo sueña con Estados Unidos », explica la joven mexicana, quien ahora trabaja en París.

Y algo parecido se puede decir del resto de América Latina, que en el siglo XX vio como EE.UU. desplazaba definitivamente a Francia para convertirse en la influencia predominante en toda la región.
Esa fue una consecuencia tanto de la política exterior estadounidense —empezando por el « América para los americanos » de la denominada Doctrina Monroe— como de la realidad económica y política de América Latina.
Pero también de la propia realidad de una Francia ya sin pretensiones imperiales, que también tuvo que concentrarse por mantener presencia y vigencia en su zona natural de influencia: sus antiguas colonias en África y el Medio Oriente.
París, capital latinoamericana
Varios factores, sin embargo, permitieron que durante el siglo XX Francia también conservara una influencia hasta cierto punto desproporcionada para su tamaño y presencia en tierras latinoamericanas.
« Durante las dictaduras militares de la segunda mitad del siglo XX una buena parte de la élite intelectual y política de América Latina se marchó al exilio en Francia », es una de las razones ofrecidas por Estrada.

« Y, para muchos escritores, la capital de América Latina estaba en París », destaca el investigador de Sciences Po.
Efectivamente, el peso de París en la vida intelectual y cultural de América Latina en esa época era tal que el propio Mario Vargas Llosa ha dicho que fue en la capital francesa donde se descubrió latinoamericano, algo que cree también le pasó a muchos escritores de su generación.
« Hasta entonces me sentía un peruano que soñaba con convertirse, desde el punto de vista cultural, en un europeo, incluso tal vez un francés », le confesó Vargas Llosa en 1993 a Radio Francia.
« Pero en París descubrí que no era un europeo. Y también que era algo más que un peruano: que pertenecía a una comunidad cultural, a una familia cultural, mucho más grande que el Perú », agregó en esa entrevista el futuro ganador del Nobel de literatura.
« Fue en París que descubrí que era un latinoamericano ».
Mario Vargas Llosa
Efectivamente, fue en la capital francesa donde Vargas Llosa conoció personalmente a escritores como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges, y Alejo Carpentier, entre muchos otros, además de leer por primera vez a Gabriel García Márquez: « El coronel no tiene que le escriba » en una traducción al francés.
Y no deja de ser significativo que, al igual que el peruano, todos los latinoamericanos que han ganado el Nobel de literatura —Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Octavio Paz y Gabriel García Márquez— en algún momento de su vida también vivieron en « la ciudad luz ».
La situación, sin embargo, es muy diferente hoy en día.
Aunque Estrada destaca « el prestigio y el peso » que todavía tienen los liceos franceses en América Latina, también reconoce que las actuales élites latinoamericanas ahora piensan más en Miami que en París.
« Hasta BBC Mundo tiene una sala de redacción en Miami », destaca el director de OPALC.

Y, ciertamente, la élite latinoamericana ya no se va de compras a París, sino a los malls de Miami.
Y aquella América Latina que a la imagen del Dr. Juvenal Urbino —uno de los protagonistas de « Amor en tiempos del cólera » de Gabriel García Márquez— aspiraba a educar a su élite en Francia, ya casi no existe, pues hoy en día la primera opción también acostumbra ser EE.UU.
Imán para estudiantes
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