source : alhim.revues.org/3180

Montserrat GALI BOADELLA, « Artistas y artesanos franceses en el México independiente », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM [En línea], 17 | 2009, Publicado el 01 marzo 2010


RÉSUMÉS

Este ensayo se divide en dos partes: en la primera se aborda de manera general el tema de la llegada de artistas y artesanos franceses a México a partir de 1827, con base en datos inéditos obtenidos en su mayoría en los Archives Diplomatiques de Nantes. A partir de un registro de más de 60 personas, se trata de obtener un perfil de este tipo  particular de migrante. Entre los distintos grupos que se tomaron en consideración para este ensayo destacan los litógrafos, una profesión nueva en la época. En la segunda parte del ensayo se analiza el papel determinante que los franceses tuvieron en México para el desarrollo de la litografía, como artistas y como editores, en la primera mitad del siglo XIX, así como el papel que pudo tener el manual de G. Engelmann  en el desarrollo tecnológico de la litografía mexicana.

***

L´histoire des artistes français au Mexique au début du XIXème siècle est très mal connue. Dans cet article on essaie de faire un tour d’horizon des artistes et artisans qui ont émigré après l´Indépendance et surtout d´un groupe très intéressant à cause de sa nouveauté: les lithographes. La naissance de la lithographie mexicaine est très fortement liée a la France. La plus part des données inédites appartiennent aux fons Mexique des Archives Diplomatiques de Nantes.

Plan
  1. Introducción
  2. Los artistas franceses y el arte mexicano de la época: las artes plásticas y las artes escénicas
  3. La llegada de los primeros litógrafos franceses a México y los inicios de este arte en la capital mexicana: “los años oscuros”
  4. Los litógrafos franceses y el despegue de la litografía: la aparición de las primeras empresas comerciales.

El paso de artistas franceses por México en los primeros años de vida independiente no se ha tratado de manera puntual. Al abordar el tema de los artistas viajeros no faltan las menciones al barón Jean-Baptiste-Louis Gros1 así como al barón de Courcy (Diener, 2006) y se conoce con bastante detalle la estancia en México del pintor Edouard Pingret gracias al detallado estudio de Luís Ortiz Macedo (Ortiz Macedo, 1989).2 Hay referencias aquí y allá de las actividades de algunos otros artistas, como son el arquitecto Enrique Griffon y los pintores Louis Pinson y Edouard Rivière; por otro lado en estudios recientes sobre la litografía, se hace explícita la aportación de los franceses al desarrollo de la litografía en México.3 No obstante ninguno de estos trabajos se preocupa en sí por el fenómeno de la migración francesa de artistas y su legado al arte mexicano, como no sea el que abordamos hace algunos años sobre la danza en el marco del proyecto México-Francia (Galí Boadella, 2004).

En este ensayo nos proponemos ampliar la información sobre algunos de los artistas ya conocidos así como incrementar la nómina de artistas franceses en el México post-independiente. Pretendemos, además, que esta información vaya más allá del dato histórico, buscando entender el fenómeno migratorio de un sector de la población muy particular, en un momento sumamente interesante tanto para la nación de origen como para el país receptor.


Introducción

Las fuentes para esta investigación son variadas, no obstante es menester destacar que en este ensayo tienen un lugar relevante los datos localizados recientemente en el Archivo Diplomático de Nantes (ADN).4 Esta información inédita es la que en gran medida ha orientado este trabajo. Los datos obtenidos en Francia, que no se agotan todavía, se han cruzado con la información disponible en México y el resultado nos permite plantear algunas hipótesis de trabajo que espero sean útiles a los estudiosos de las relaciones entre México y Francia y de manera especial a los interesados por el arte de México de principios del siglo XIX, un periodo muy poco investigado todavía.

Antes de pasar al análisis de algunas profesiones y a determinados casos en particular, quisiera describir brevemente el tipo de documentación con el que se ha trabajado en el ADN y qué clase de información se obtiene de él. Fueron particularmente útiles las relaciones de individuos que solicitaban permiso para viajar a México, así como las listas de ciudadanos franceses proporcionadas por los consulados y viceconsulados en México, en donde por regla general los solicitantes declaran oficio o profesión.5 Otra fuente ha sido la correspondencia de los consulados solicitando información acerca de familiares perdidos, defunciones y herencias, expedición de pasaporte, solicitudes de apoyo pecuniario, repatriación, pérdida de documentos, robo, etc. A esto se añade la documentación generada por el propio gobierno mexicano, como son cartas de seguridad, residencia, licencias de armas, etc. Los archivos mexicanos deberán revisarse para completar esta información e incluso ampliarla.
Aunque los documentos son parcos es posible obtener un perfil general del viajero: edad, fecha de solicitud de permiso y fecha de llegada a México,6 a veces figura fecha y lugar de nacimiento, estado civil y datos del cónyuge e hijos, en el caso de viajar con la familia. En las listas de los consulados y en las cartas de seguridad otorgadas por el gobierno mexicano suele aparecer la filiación, lo que permite datos complementarios curiosos: tez, altura, complexión, color de los ojos y cabellos, etc. Podemos concluir que la edad de los inmigrantes oscila entre los 25 y 35 años de edad, un rango relativamente alto y que se explicaría por el hecho de ser personas que han recibido previamente una formación profesional y han estado activos en su lugar de origen. Suelen viajar solos pero tenemos algunos casos interesantes de grupos familiares.

Los avatares de la inmigración se abaten sobre nuestros artistas, quienes sufren las tragedias propias del fenómeno de los desplazamientos y migraciones de la época: accidentes, naufragios, pestes, asaltos, asesinatos, estafas; también infidelidades y abandonos. Muy pocos tuvieron éxito y casi ninguno logró triunfar como artista, por lo menos lo que se entiende como éxito artístico hoy en día. Todo parece indicar que la mayoría acabó dedicándose  a otra actividad, con frecuencia cercana a su oficio, pero en ocasiones alejada de la profesión declarada en el momento de su viaje.

Como se observa en la nómina del Anexo 1, por razones de coherencia sólo se han tomado en cuenta en este ensayo las artes plásticas entendidas en un sentido amplio, así como las artes escénicas, por su cercanía con las primeras. Incluimos a los artistas de origen italiano que viajaron bajo “protección del pabellón francés” por tratarse de personas que por razones políticas, en su gran mayoría, se habían refugiado en Francia (liberales, voluntarios sobrevivientes de las campañas napoleónicas, constitucionales y carbonarios). Finalmente, una observación necesaria: el universo de profesiones que oscilaban entre lo artesanal y lo artístico a principios del siglo XIX es enorme; muchos de estos artesanos contribuyeron sin duda a difundir el arte, las modas, las prácticas culturales y los gustos franceses en México. Entre estas profesiones señalaremos a orfebres, relojeros, impresores, ebanistas, vidrieros, yeseros, modistas y sastres, pero también posaderos o fonderos, como es el caso de Veroly, (ADN, Mexico A-10)7 incluso saltimbanquis y gentes de circo. De acuerdo con los datos obtenidos, si tomáramos en cuenta todo el universo de artistas y artesanos que solicitó pasar a México en las cuatro primeras décadas del siglo XIX, vemos que estos elementos constituyen entre 20 y 25 % del total de la inmigración, un porcentaje elevado que merecerá ser observado y tomado en consideración en investigaciones posteriores.8

Hasta el momento no hemos podido seguir con detalle los avatares de esta inmigración temprana, sin embargo se observan dos fenómenos interesantes en cuanto al itinerario del viaje: el primero es que algunos de estos inmigrantes hicieron una escala previa en los Estados Unidos (sobre todo en Nueva Orleáns, pero también en Nueva York y otras ciudades), y más de uno llegaba tras haber recalado un tiempo en La Habana; el segundo es que otro número de ellos pasó posteriormente a California, tras una estancia más o menos prolongada en México.  En cuanto a los puertos de llegada y salida, en este primer medio siglo suelen embarcar en Burdeos y Le Havre pero el puerto de llegada es muy diverso: la mayoría llega por Veracruz y Tampico, pero no faltan los que llegan por Mazatlán o Campeche.

Respecto a los ritmos temporales, se observa una primera oleada significativa durante los años veinte, es decir, inmediata a la independencia, digna de reflexión si tomamos en cuenta que no existen relaciones oficiales entre ambos países. Esta oleada coincide con los esfuerzos de México por despegar como nación independiente, necesitada de una cultura y una tecnología modernas, mientras que Francia vive la restauración monárquica. Durante la década siguiente, a pesar del reconocimiento de Francia a la República mexicana, el número de inmigrantes artistas disminuyó, lo que podría relacionarse con la inestabilidad mexicana, la propia inestabilidad francesa (revolución de Julio) y con las tensiones económicas y comerciales entre ambos países que culminaría con la “Guerra de los pasteles”. Durante los años cuarenta parece reanudarse el flujo migratorio, para alcanzar una suerte de “boom” en los años cincuenta, cuando en México se aprecia una cierta estabilidad política, pero sobre todo un gran desarrollo cultural que se expresa en la restauración de la Academia de San Carlos –con la consecuente formación de un público y un mercado de arte- y un gran progreso de las artes escénicas, por las que la sociedad mexicana había manifestado siempre un gran fervor y afición. El periodo aquí estudiado se cierra a mediados de la década de los cincuenta, cuando con la caída definitiva del presidente Antonio de Santa Anna (1855) concluye la llamada etapa de predominio conservador

Los artistas franceses y el arte mexicano de la época: las artes plásticas y las artes escénicas


 

 

 

 

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